
Aquí es donde Leonard Knight, un hombre modesto, ha pasado las últimas tres décadas, pintando y esculpiendo su montaña. la montaña tiene la altura de un edificio de tres plantas y las dimensiones de un campo de fútbol y está hecha de adobes confeccionados con tierra y paja, y teñida con toneladas de capas de pintura de vivos colores.
Dado que se levant

Así que las autoridades dejaron en paz al excéntrico personaje.
Una escalera de adobe, pintada de color amarillo, circunvala la montaña y conduce hacia la cima, coronada por una gran cruz sobre un pedestal.
El interior, en gran parte hueco, alberga una serie de habitaciones y también una capilla y un museo; la superficie compactada que forma la montaña está teñida de vivos colores que dibujan corazones, curces, flores y árboles, pájaros, figuras geométricas y sentencias tomadas del Evangelio.

El propio Knight recibe a los visitantes y actúa como guía; además de donaciones de pintura, acepta también la colaboración de voluntarios.
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