Por la degradación del hábitat y el comercio de carne de animales salvajes, los parques de Africa tienen menos leones, jirafas y cebras.
Al cocodrilo –con gusto a pollo amollejado- le cae justa la salsa de ajo. Tiene el aspecto de una tira de asado pero blanca: es la cola, la única parte que se sirve del reptil.
Para el impala –fuerte y penetrante- nada mejor que la menta. Aunque la cebra se puede combinar con arándanos, su sabor suave vale la pena en solitario. No es el caso del kudu. Seco y fibroso cuesta comerlo, salvo en versión choripán o albóndiga.
Además de ofrecer un sabor poco habitual, estas carnes atraen por sus beneficios para la salud. Por ser bajas en grasas se las recomienda para el corazón.
14 julio 2010
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