22 enero 2010

El otro lado de Haití: aquí no hay escombros, pero sí whisky y autos de lujo


Mientras la mayor parte del país se desangra, la clase alta haitiana continúa vistiendo bien y comprando comida importada.

Haití, el país donde se encuentran todos los ojos del mundo por la desgracia, muerte y miseria que se vive por el terremoto de más de 7 grados en la escala de Richter tiene otra cara, una más acomodada.

Entre whisky, comida importada y tarjetas de crédito, la clase alta haitiana, muchos de ellos extranjeros, parece no haberse dado cuenta de la desgracia en que se encuentra viviendo la mayoría del país.Un discreto supermercado de Puerto Príncipe muestra la otra cara de una sociedad. El gerente del lugar cuenta que su público proviene de las colinas de la ciudad donde vive la gente adinerada.


Por las ventanas del lugar, en las calles, se observa a damnificados que se aventuran a acercarse al lugar y que reciben alguna colaboración de sus compatriotas que todavía pueden manejar lujosos autos y vivir enormes casas.

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