24 agosto 2010

La mezquita de la discordia

Uno de los asuntos más espinosos de los últimos meses en su país hizo que el pasado viernes 13 de agosto Barack Obama volviera a desafiar las encuestas.

Esa noche, en una cena para celebrar el ramadán, el mes en el que los musulmanes ayunan desde el alba hasta la puesta del sol, el Presidente norteamericano se pronunció sobre el proyecto de construir una mezquita a solo dos cuadras de la Zona Cero en Nueva York.


Las palabras de Obama, claras y contundentes, levantaron ampolla, desataron otra tormenta política en Estados Unidos y dejaron claro que defenderá sus convicciones en torno a las libertades civiles sin que importen los intereses de la política.


De pie ante varios líderes de la comunidad islámica, el inquilino de la Casa Blanca dijo: "Como ciudadano y como Presidente, creo que los musulmanes tienen el mismo derecho a practicar su religión que el de cualquier otra persona en este país.


Eso incluye el derecho a construir un lugar de oración y un centro comunitario en propiedad privada en el Bajo Manhattan, de acuerdo con la ley y las disposiciones locales".

Y por si alguien tenía dudas, agregó: "Nuestro compromiso con la libertad debe ser inquebrantable".

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