19 octubre 2009

De aqui no te va a salvar nadie, ni Dios


El día que lo secuestraron, Edward Baldera Gómez se levantó como de costumbre: a las seis de la mañana.

Se bañó, se cambió y se fue a Samaná para atender el negocio familiar. Ese viernes, 18 de septiembre, parecía una fecha normal, pero fue un día que cambió el curso de la historia de la familia Baldera Gómez. El rapto de su hijo la sumergió en el dolor y la incertidumbre y la colocó en el ojo de la opinión pública. Su vida ya nunca será igual.

Cómo fue ese día?
Eso fue un viernes, 18 de septiembre. Yo normalmente me levanto a las seis, me baño, me voy para mi trabajo con mi cuñado y otro empleado. Me fui para Samaná con un millón y pico de pesos. Como a las dos de la tarde vimos a unos tipos sospechosos allá; llamamos a mi papá y él llamó al coronel de la Policía en Samaná.

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