En este mundo hay muchos afortunados con fortuna, y el nuevo dueño del Aston Martin DB5 de 1964 utilizado por James Bond (cuando Sean Conery lo era) en las películas Goldfinger and Thunderball.
El precio que ha pagado el afortunado Harry Yeaggy es de 3.300.000 euros. El coche incluye todos los cachivaches que Q ponía a sus inventos.
Además está homolgado para circular por Reino Unido, eso que lleva metralletas bajo los faros, matriculas giratorias, cuchillas en las ruedas, asiento eyectables, pantalla trasera antibalas y la opción de expulsar manchas de aceite, clavos etcétera.
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