"Estoy muy contento", aseguró Guerra tras el concierto, "la reacción fue la que esperaba y vi muchas caras de chinos, que en realidad lo que queremos es que conozcan nuestra música".
"Vi muchas caras felices, que es lo importante", comentó, después de su primer concierto en el gigante asiático, donde el dominicano más universal todavía es un desconocido para la inmensa mayoría del público chino, aunque hoy asistieron decenas de orientales entre cientos de latinos de casi todos los países hispanohablantes.
En países como China o Japón, donde Guerra se estrenó precisamente el año pasado en el festival "Isla de Salsa" de Fukuoka, como recoge en su reciente "Bachata en Fukuoka", "yo creo que siempre necesitamos de la ayuda de los latinos para que ellos (los asiáticos) vayan entendiendo lo que es este tipo de música".
En efecto, los chinos no tardaron en dejarse contagiar por la música y bailar a su manera, llevados por la energía del merengue, aunque los organizadores de la Expo no aceptaron bien que desde el primer momento el público abandonase sus asientos y se agolpase a bailar frente al escenario.
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